Lionel Valentín
Publicación autorizada por Lionel Valentín Calderón, artista, escritor y Siervo del Señor.
El albaricoque es probablemente nativo de China y regiones cercanas. Su nombre deriva del vocablo árabe para la fruta. Prunus deriva de un nombre griego para la ciruela, mientras que armeniaca sugiere que es originaria de Armenia, donde se cultivaba cuando llegó a Europa. Los árboles que no se podan alcanzan 40 pies de altura, con tronco de 16 pulgadas de diámetro y desarrollan una copa ancha. Las flores son blancas o rosáceas. La fruta mide por lo general menos de 2 pulgadas y parece un melocotón pequeño uniformemente anaranjado. Debajo de la cáscara cubierta por vellosidad muy fina se encuentra una pulpa que no es seca pero tampoco muy jugosa. En el centro de la fruta hay un hueso grande que, como el del melocotón, se ha usado históricamente para tallar figuras. El árbol florece durante la primavera y la fruta madura principalmente durante el verano.
El albaricoque se compone de 87 por ciento agua, 11 por ciento carbohidrato, 1 por ciento proteína y una cantidad muy pequeña de grasa. Entre las vitaminas y minerales hay cantidades altas de vitaminas A y C, y una cantidad moderada de potasio. La fruta se consume fresca, seca, abrillantada y en jugo. Los albaricoques y los melocotones secos se conocen en España como orejones. En algunos lugares de Europa la semilla del albaricoque se usa en sustitución de la almendra (semilla de Prunus dulcis).
Los productores principales son Turquía, Irán, Uzbekistán, Estados Unidos y Grecia. La fruta que se consigue localmente es importada de Chile y los Estados Undos, donde se cultiva mayormente en California. El árbol de albaricoque requiere muchas horas de dormancia invernal antes de florecer en la primavera y no existen variedades adecuadas para cultivarse en la mayor parte de Puerto Rico.
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