
Arahuacos Insulares: ginecogonía y muerte -1494
Fragmentos de Fray Ramón Pané, Relación acerca de las antigüedades de los indios. Santo Domingo, 1494.
Mario R. Cancel Sepúlveda CAPÍTULO VII: Cómo hubo de nuevo mujeres en la dicha isla de Haití que ahora se llama la Española
Dicen que un día fueron a lavarse los hombres y estando en el agua, llovía mucho, y que estaban muy deseosos de tener mujeres; y que muchas veces cuando llovía, habían ido a buscar las huellas de sus mujeres; mas no pudieron encontrar alguna nueva de ellas. Pero aquel día, lavándose, dicen que vieron caer de algunos árboles, bajándose por entre las ramas, una cierta forma de personas, que no eran hombres ni mujeres, ni tenían sexo de varón ni de hembra. Y fueron a tomarlas pero huyeron como si fuesen anguilas. Por lo cual llamaron a dos o tres hombres por mandato de su cacique, puesto que ellos no podían atraparlas para que viesen cuántas eran y buscasen para cada una un hombre que fuese caracaracol, porque tenían las manos ásperas y que así estrechamente las sujetasen. Dijeron al cacique que eran cuatro y así llevaron cuatro hombres que eran caracaracoles. El cual caracaracol es una enfermedad como sarna que hace al cuerpo muy áspero. Después que las hubieron tomado, tuvieron consejo sobre cómo podían hacer que fuesen mujeres, puesto que no tenían sexo de varón ni de hembra.
CAPÍTULO VIII: Cómo hallaron remedio para que fuesen mujeres
Buscaron un pájaro que se llama inriri, antiguamente llamado inriri cahubabayael, el cual agujera los árboles y en nuestra lengua llámase pico. E igualmente tomaron a aquellas mujeres sin sexo de varón ni de hembra les ataron los pies y las manos y trajeron el pájaro mencionado y se lo ataron al cuerpo. Y éste creyendo que eran maderos, comenzó la obra que acostumbraba picando y agujereando en el lugar donde ordinariamente suele estar el sexo de las mujeres. Y de este modo dicen los indios que tuvieron mujeres, según cuentan los más viejos. Puesto que escribí de prisa y no tenía papel bastante, no puedo poner en su lugar lo que por error trasladé a otro; pero con todo y eso no he errado porque ellos lo creen todo tal como lo he escrito. Volvamos ahora a lo que debíamos haber puesto primero, esto es, a la opinión que tienen sobre el origen y principio del mar.
CAPÍTULO IX: Cómo dicen que fue hecho el mar
Hubo un hombre llamado Yaya, del que no saben el nombre; y su hijo se llamaba Yayael, que quiere decir hijo de Yaya. El cual Yayael, queriendo matar a su padre, éste lo desterró y así estuvo desterrado cuatro meses; y después su padre lo mató y puso los huesos en una calabaza y la colgó del techo de su casa, donde estuvo colgada algún tiempo. Sucedió que un día, con deseo de ver a su hijo, Yaya dijo a su mujer: “Quiero ver a nuestro hijo Yayael“. Y ella se alegró y bajando la calabaza, la volcó para ver los huesos de su hijo. De la cual salieron muchos peces grandes y chicos. De donde, viendo que aquellos huesos se habían transformado en peces, resolvieron comerlos. Dicen, pues, que un día, habiendo ido Yaya a sus conucos que quiere decir posesiones que eran de su herencia, llegaron cuatro hijos de una mujer que se llamaba Itiba Cahubaba, todos de un vientre y gemelos; la cual mujer, habiendo muerto de parto la abrieron y sacaron fuera los cuatro dichos hijos y el primero que sacaron era caracaracol, que quiere decir sarnoso, el cual caracaracol tuvo por nombre Deminán; los otros no tenían nombre.
CAPÍTULO X: Cómo los cuatro hijos gemelos de Itiba Cahubaba que murió de parto, fueron juntos a recoger la calabaza de Yaya donde estaba su hijo Yayael que se había transformado en peces
Y mientras comían, sintieron que venía Yaya de sus posesiones y queriendo en aquel apuro colgar la calabaza, no la colgaron bien, de modo que cayó en tierra y se rompió. Dicen que fue tanta el agua que salió de aquella calabaza, que llenó toda la tierra y con ella salieron muchos peces; y de aquí dicen que haya tenido origen el mar. Partieron después éstos de allí y encontraron un hombre llamado Conel, el cual era mudo.
CAPÍTULO XI: De las cosas que pasaron los cuatro hermanos cuando iban huyendo de Yaya
Éstos, tan pronto como llegaron a la puerta de Bayamanaco y notaron que llevaba cazabe, dijeron: Ahiacabo guárocoel, que quiere decir: “Conozcamos a este nuestro abuelo”. Del mismo modo Deminán Caracaracol, viendo delante de sí a sus hermanos, entró para ver si podía conseguir algún cazabe, el cual cazabe es el pan que se come en el país. Caracaracol, entrando en casa de Bayamanaco, le pidió cazabe, que es el pan susodicho. y éste se puso la mano en la nariz y le tiró un guanguayo a la espalda; el cual guanguayo estaba lleno de cohoba que había hecho hacer aquel día; la cual cohoba es un cierto polvo que ellos toman a veces para purgarse y para otros efectos que después se dirán. Ésta la toman con una caña de medio brazo de largo y ponen un extremo en la nariz y el otro en el polvo; así lo aspiran por la nariz y esto les hace purgar grandemente. Y así les dio por pan aquel guanguayo, en vez del pan que hacía; y se fue muy indignado porque se lo pedían… Caracaracol, después de esto, volvió junto a sus hermanos y les contó lo que le había sucedido con Bayamanacoel y del golpe que le había dado con el guanguayo en la espalda y que le dolía fuertemente. Entonces sus hermanos le miraron la espalda y vieron que la tenía muy hinchada; y creció tanto aquella hinchazón, que estuvo a punto de morir. Entonces procuraron cortarla y no pudieron; y tomando un hacha de piedra se la abrieron y salió una tortuga viva, hembra; y así se fabricaron su casa y criaron la tortuga. De esto no he sabido más; y poco ayuda lo que llevo escrito.
Y también dicen que el Sol y la Luna salieron de una cueva, que está en el país de un cacique llamado Mautiatihuel, la cual cueva se llama Iguanaboína, y ellos la tienen en mucha estimación y la tienen toda pintada a su modo, sin figura alguna, con muchos follajes y otras cosas semejantes. Y en dicha cueva había dos cemíes hechos de piedra, pequeños, del tamaño de medio brazo, con las manos atadas y parecía que sudaban. Los cuales cemíes estimaban mucho; y cuando no llovía, dicen que entraban allí a visitarlos y en seguida llovía. Y de dichos cemíes, al uno le llamaban Boínayel y al otro Márohu.
CAPÍTULO XII: De lo que piensan acerca de andar vagando los muertos y de qué manerason y qué cosa hacen
Creen que hay un lugar al que van los muertos, que se llama Coaybay y se encuentra a un lado de la isla que se llama Soraya. El primero que estuvo en Coaybay dicen que fue uno que se llamaba Maquetaurie Guayaba, que era señor del dicho Coaybay, casa y habitación de los muertos.
CAPÍTULO XIII: De la forma que dicen tener los muertos
Dicen que durante el día están recluidos y por la noche salen a pasearse y que comen de un cierto fruto que se llama guayaba, que tiene sabor de membrillo, que de día son… y por la noche se convertían en fruta; y que hacen fiesta y van juntos con los vivos. Y para conocerlos observan esta regla: que con la mano les tocan el vientre y si no les encuentran el ombligo, dicen que es operito, que quiere decir muerto: por esto dicen que los muertos no tienen ombligo. Y así quedan engañados algunas veces, que no reparan en esto y yacen con alguna mujer de las de Coaybay y cuando piensan tenerlas en los brazos, no tienen nada, porque desaparecen en un instante. Esto lo creen hasta hoy. Estando viva la persona, llaman al espíritu goeíza y después de muerta, la llaman opía; la cual goeíza dicen que se les aparece muchas veces tanto en forma de hombre como de mujer; y dicen que ha habido hombre que ha querido combatir con ella y que viniendo a las manos, desaparecía y que el hombre metía los brazos en otra parte sobre algunos árboles, de los cuales quedaba colgado. Y esto lo creen todos en general, tanto chicos como grandes; y que se les aparece en forma de padre, madre, hermanos o parientes y en otras formas. El fruto del cual dicen que comen los muertos es del tamaño de un membrillo. Y los sobredichos muertos no se les aparecen de día, sino siempre de noche; y por eso con gran miedo se atreve alguno a andar solo de noche.
Comentario:
La relevancia de los fragmentos incluidos es que los mismos son de suma utilidad para contrastar la visión de mundo de los hispano-europeos y los naturales en una etapa temprana del choque entre ambas culturas: 1494. La selección de la explicación del génesis u origen de la humanidad masculina u antropogonía no está contemplada en esta parte. Los naturales de Haití, aruacos insulares, aceptaban el origen terrígeno de la humanidad la cual aseguraban provenía de una caverna mágica.
En esta caso he separado lo que denomino su ginecogonía o explicación del origen de las mujeres, relato que sirvió de base para su diferenciación de los géneros, la del origen del mar, un espacio que fue escenario fundamental para su vida social pero que también significó el inicio de su desgracia, un relato mágico sobre la naturaleza que incluye elementos estelares y meteorológicos, y una teoría de los muertos y la muerte. El impacto de esos relatos sobre un cristiano como Pané debió ser extraordinario. La intención del texto es que podamos percibir la sorpresa y la extrañeza del escritor ante aquellos seres maravillosos.
Los mitos citados comienzan in media res, a mitad de camino. El texto de Pané es fragmentario pero muy rico en detalles etnoculturales. El Capítulo 7 cuenta la captura de unos seres celestes asexuados con la ayuda de 4 cacaracoles. El capítulo 8 detalla como se les construyó un orificio vaginal con la ayuda mágica del Inriri Cahubabayael. Lo más impresionante de estos fragmentos es el poder del apetito sexual y de eros en esta cultura, y el ritual de inciciación sexual o desvirgamiento que probablemente se relata. Los personajes se organizan en números pares, índice del binarismo que domina la interpretación del mundo en aquella sociedad.
En el capítulo 9 comienza la larga historia del origen del mar, espacio de gran relevancia dada la insularidad de aquellos territorios. Un intento de parricidio y un filicidio exitoso producto de la lucha entre Yaya y su hijo Yayael, explica todo. Muerto Yayael a manos de su padre, guardados sus huesos en una calabazo o urna, Yaya y mujer descubren que se han convertido en peces y los comen. El fragmento orienta sobre las prácticas funerarias de los naturales. También es probable que ofrezca pistas sobre técnicas comunes entonces como los corrales de pesca e incluso sobre actos de canibalismo ritual propios en la época. La calabaza es un mar contenido o una fuente mágica llena de agua y peces. El objeto mágico, llamó la atención los 4 hijos de una mujer que se llamaba Itiba Cahubaba. Encabezados por Deminan Caracaracol, decidieron consumir pescado a espaldas de Yaya. El capítulo 10 cuenta el accidente con la calabaza y el origen del mar, como si se tratara de un parto mágico.
El capítulo 11 cuenta la huida de los 4 hermanos, su encuentro con Conel, el mudo, y con Bayamanaco, un anciano que hacía cazabe y estaba consumiendo polvo de cohoba, un fuerte alucinógreno de las islas. En una acción análoga a la de comer pescado, Deminán Caracaracol solicita cazabe. Pero Bayamanaco se burla del mismo y le lanza un guanguayo , moco o flema, que le lacera la espalda. La inflamación de la espalda de Deminan Caracaracol lo joroba y cuando la protuberancia es abierta con una hacha de piedra, “salió una tortuga viva, hembra” la cual criaron y con ella hicieron su casa. El caparazón de la tortuga es un símbolo del principio femenino. Se trata de otra versión del origen de la mujer. La última parte confirma el dualismo cuando documenta la cueva de Iguanaboína que controla con sus dos cemíes, Boinayel y Marohu, el cielo nublado y el cielo despejado, la lluvia y la sequía.
Ya en el capítulo 12 se comenta a Maquetaurie Guayaba el Cacique de Coaybay, primer muerto y señor de ellos. El texto establece la interpretación de la muerte y su relación con la vida otra vez mediante procedimientos dualistas. Día y noche, es el escenario de vivos y muertos. Goeíza y opía son la expresión de alma encarnada y desencarnada. Los opías se aparecen de noche, como íncubos y súcubos, como varón y hembra y tienen apetito sexual como cualquier demonio cristiano, y comen guayabas y hasta se convierten en ellas. Este es el capítulo antropológicamente más rico y que mejor nos informa sobre la cultura de los naturales.
En el enlace Documento y comentario: Ramón Pané, los behíques el lector podrá acceder a una detallada descripción del ritual de curación de un behíque.

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