Lionel Valentín
Publicación autorizada por Lionel Valentín Calderón, artista, escritor y Siervo del Señor.
Con la llegada de un niño al mundo, celebrar su bautismo, o bautizo, es en lo primero que pensamos. En este primer sacramento, el niño se integra como miembro de la iglesia, y da inicio a su vida cristiana como hijo de Dios. Como sea que lo llamemos, es una oportunidad para celebrar el nacimiento de un nuevo hijo al mundo, la fe cristiana de la familia, y la herencia de sus ancestros. Aún cuando el pueblo tiende a relacionar esta costumbre o tradición con la fe Católica, lo cierto es que forma parte de casi todos los rituales de casi todas las sectas religiosas, por no decir todas, aunque con nombres diferentes.
Es la ocasión ideal para reunir a la familia, a entrañables amigos, y nuestros seres más queridos, haciendo del evento una experiencia espiritual y de celebración.
El acto puede celebrarse en la iglesia o en la casa del padre del niño. Escogen los padrinos entre familiares o amigos íntimos. El padrino pasa a ser el consejero del niño.
Hoy día los Padrinos son las personas elegidas por los padres del niño, para hacerse responsables y acompañar su formación cristiana siempre, y muy especialmente, si acaso los padres faltasen; suelen ser personas muy allegadas a la pareja, y a la familia.
Como señaláramos anteriormente las normas tradicionales para el nombramiento de padrinos, consistían en que el primer hijo fuese apadrinado por el abuelo paterno, y la abuela materna. Para el segundo hijo, el padrino sería el abuelo materno y la madrina la abuela paterna. Para un tercer hijo, el padrino sería el tío paterno mayor, y la tía materna mayor.
Con más hijos, la elección quedaría a cargo de los padres. Si alguna de estas personas faltara o no existiese, los padres elegirían a otra persona, pero viendo siempre de no mezclar familia y amigos para apadrinar a un mismo niño.
Hoy es todo mucho más flexible, y prima la voluntad de elegir a la persona que se entiende será la idónea para tan hermosa y noble tarea. También existen casos de matrimonios que optan por elegir los mismos padrinos para todos sus hijos.
Tradicionalmente el bautismo era una celebración puramente familiar, y asistían al mismo, solamente los padres del niño y los padrinos. Hoy día ya no es así, y podemos elegir desde una celebración muy íntima, simple y familiar, a optar por una fiesta de despliegue majestuoso y multitudinario. Todas las opciones son válidas.
Como sea, es una celebración de carácter religioso, donde el centro de atención será exclusivamente el niño en su primer sacramento. La idea es disfrutar al máximo de este día tan especial.
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