Lionel Valentín
Publicación autorizada por Lionel Valentín Calderón, artista, escritor y Siervo del Señor.
No sé si todavía enseñan en la escuela que en Puerto Rico no hay animales peligrosos. Hace décadas no los había, pero han llegado a la isla varios reptiles exóticos que mejor sería no toparse con ellos. El caimán de anteojos (Caiman crocodilus) llegó hace décadas y se ha establecido en varios cuerpos de agua. El pitón reticulado (Python reticulatus), una enorme y peligrosa serpiente del sureste de Asia, se ha encontrado en distintos puntos de la isla, aparentemente escapada de colecciones de animales exóticos.
Hace unos años se unió a la lista la boa constrictora, que a pesar de ser una de las serpientes más dóciles, ataca y muerde cuando se siente amenazada. Esta boa, encontrada inicialmente cerca del zoológico en Mayagüez, ha expandido su población por los barrios adyacentes.
Boa constrictor es uno de los pocos animales cuyo nombre científico es a la vez su nombre común. Habita naturalmente desde México hasta la Argentina, con poblaciones en Dominica y Santa Lucía. Las hembras son como 20 por ciento más grandes que los machos y en cautiverio alcanzan los doce pies de largo y las 60 libras de peso. En cautiverio los ejemplares pequeños se alimentan de ratones y los más grandes de ratas, conejos o gallinas. Aunque durante el siglo pasado se exportaron decenas de miles de boas desde Sudamérica hacia los Estados Unidos, las que se venden hoy han sido mayormente criadas en cautiverio. En Sudamérica la especie se caza para alimento y para usar su piel en la confección de carteras, correas y zapatos.
Compartelo en tus redes sociales favoritas