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Un espiritu histórico no puede tener dudas de que ha llegado el momento de la resurrección del pasado, de la afirmación del presente y la esperanza del futuro. Esto es parte de ello.
El Arbol de Navidad en Puerto Rico

El Arbol de Navidad en Puerto Rico

Fray Mario Rodríguez León, O.P.– En Puerto Rico, hasta donde se tiene conocimiento, la primera persona que adornó un árbol de Navidad fue el Dr. Agustín Stahl, aguadillano (1842) de padre alemán y madre holandesa.

Con gran seguridad, don Enrique Stahl, padre de Agustín Stahl, le hablaba a sus hijos en Aguadilla sobre la antigua costumbre alemana de adornar árboles durante la Navidad. Luego Agustín Stahl, durante su estadía en Würzburg, Alemania, estuvo en contacto más directo con estas celebraciones navideñas. Después de completar durante diez años sus estudios de medicina en Europa, Stahl se estableció con su familia definitivamente en Bayamón en 1865.

Por consiguiente, es en Bayamón donde por primera vez se introduce en Puerto Rico la costumbre de adornar un árbol en la época navideña. El Dr. Agustín Stahl, comenzó esta práctica al poco tiempo de establecerse en Bayamón, tal vez por primera vez en la Navidad de 1866. Según señala Amelia Ceide en su libro «Stahl, Estudio biográfico»:

Primer árbol»En el patio de su casa en Bayamón instaló el doctor Stahl el árbol de Navidad, adornado con luces y bellos objetos alusivos en las ramas e imitando desde la copa al tronco, con escarchas debidamente preparadas, la caída de la nieve en los países norteños. La víspera de la Navidad colgó en el ramaje del árbol innumerables juguetes y golosinas con los que su corazón generoso obsequiaría al día siguiente a todos los niños pobres que de los contornos de la ciudad llegarían hasta su casa en busca de alegría, el día de Navidad».

Serigrafías y artesanías de Puerto RicoEn Bayamón la gente lo bautizó con el nombre de: «El Arbol de Navidad del doctor Stahl». En Puerto Rico, al igual que en otros países, la costumbre de adornar árboles navideños ha echado profundas raíces. Sin embargo es lamentable que en nuestro tiempo el comercialismo desenfrenado le haya restado el sentido cristiano y lo haya convertido en un símbolo más del consumismo. Colocar un árbol de Navidad en nuestras casas, oficinas de trabajo, etc. es una experiencia litúrgica de profunda expresión cristiana.

El árbol es el símbolo de nuestros anhelos, esperanzas y sobre todo una expresión visual de la fe cristiana de nuestro pueblo. En él, el firmamento de estrellas está representado en las luces de colores que prenden y apagan. El árbol navideño es una representación del misterio de la encarnación de Dios en la tierra.

Es un rito y culto a la naturaleza siempre viva y reluciente. Es el triunfo de la luz sobre las tinieblas, del bien que vence al mal. Rescatemos esta antigua práctica, adaptándola con un profundo contenido cristiano.

Fray Mario Rodríguez León, O.P.
Convento Nuestra Señora del Rosario
Apdo. 1968,
Bayamón, P.R. 00960-1968
Tel. (787) 785-6542, 798-2712,
780-7000, 786-4508

Nota del Editor: Allá en mis años de infancia, y perdonen la distancia para quienes resulte demasiado larga, en los barrios de mi pueblo, en los hogares donde abundaba el amor y a la vez la pobreza material, se acostumbraba a decorar el árbol de Tintillo, acaso por su leve semejanza con el pino extranjero.

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