Lionel Valentín
Publicación autorizada por Lionel Valentín Calderón, artista, escritor y Siervo del Señor.
Al sureste de Puerto Rico se encuentra el municipio de Arroyo, un pueblo que gozó de gran esplendor en los 1800’s, cuando su puerto era uno de los más importantes para recibir y exportar mercancía de los pueblos del sur. Marineros y pescadores de España, África y Dinamarca llegaban a sus orillas para intercambiar productos. Además, tuvo como visitantes frecuentes a piratas y corsarios.
Algunos arroyanos cuentan que para 1912 llegó al puerto de Arroyo un marino llamado Carlos Cruz. En ese año, la enfermedad contagiosa de la «peste bubónica» atacó a la población de Puerto Rico y murieron miles de personas. Se cuenta que el marino Carlos Cruz también enfermó. Las autoridades municipales lo quemaron con el propósito de salvar la salud de los arroyanos. Lo que no podía imaginar arroyano alguno era que el marinero estaba vivo. Entre el chisporroteo de las llamas y el crugir de la leña ardiendo dicen que el marino maldijo al pueblo; y se ha transmitido de generación en generación que la maldición que se escuchó en aquellos momentos perseguiría a todos los habitantes de Arroyo.
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