
El PPD y la consulta de estatus
Mario R. Cancel Sepúlveda- La postura que tomen los populares ante la consulta de estatus propuesta por el gobierno estadoísta será determinante para sus futuras posibilidades políticas. La integración de la independencia y la libre asociación bajo el concepto soberanía es una interesante emboscada de lenguaje que contiene un mensaje preciso en el cual los estadoístas han insistido: independencia y libre asociación no representa la unión permanente y son dos formas de separatismo.
La eficacia de esa lógica servirá para cerrar filas en favor de la integración y para animar los temores irracionales a la separación entre los populares moderados, cuando ya se ha presentado un nuevo proyecto de incorporación en el Congreso y la emoción del Plan Tenesí y el sentido de urgencia que produce la crisis actual, autoriza la reforma del mercado local a fin de hacerlo más atractivo ante un congreso dominado por los republicanos y el nacional-populismo trumpista, fuerzas que deberían oponerse a cualquier proceso de integración de un territorio exótico empobrecido y culturalmente distinto.
La situación arroja leña al fuego de las contradicciones entre los soberanistas, lo que esto signifique, y los moderados en el PPD. La postura que adopte oficialmente el PPD ante el elusivo concepto «soberanía» dependerá de quién se imponga en ese forcejeo. La victoria de uno y otro sector podría producir heridas profundas en una organización envejecida y llena de antinomias.
Me parece que, si eso no se resuelve, la salida que le quedará a la mano a los populares será boicotear el proceso de consulta, apostar a que poca gente participe, confundir el lenguaje del plebiscito, el cual ya de por sí es confuso, y minar la legitimidad del evento electoral con el argumento de que sus resultados no representan la «voluntad del pueblo de Puerto Rico» y que los que se abstuvieron lo hicieron porque apoyan el ELA colonial. Esa fue su táctica con la consulta de 2012. Es un riesgo calculado que podrían tomar con el fin de posponer otra vez una discusión ideológica en la cual les va la vida y la muerte.
Lo cierto es que la historia de las consultas de estatus en Puerto Rico está llena de situaciones como está. Los plebiscitos se han manipulado en numerosas direcciones una y otra vez. Recuerdo que la legitimidad del ELA hasta tiempo reciente se montó sobre la base de una consulta, la de 1967, caracterizada por la abstención de un alto porcentaje del electorado hábil.
Estoy de acuerdo en que la crisis fiscal, económica y humanitaria es un escenario potencialmente excelente para animar la militancia de estadoístas e independentistas y erosionar el ya erosionado ELA y las erráticas posturas del centro. Pero reconozco que las posibilidades reales de que acepten al país en la unión o de que se pueda hacer la independencia o un tratado de libre asociación justo para las partes, bajo las condiciones actuales, son pocas. El entusiasmo es engañoso. Todo indica que la prioridad de las fuerzas que manejan el problema financiero del país es la solución de ese problema financiero y no del problema político del país.
En este nudo, repito, se juega el futuro del PPD. El PNP lo sabe y está moviendo muy bien sus fichas. Veremos a dónde conduce este dislate.

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