Lionel Valentín
Publicación autorizada por Lionel Valentín Calderón, artista, escritor y Siervo del Señor.
En el centro de la Isla, en el barrio Barros del pueblo de Orocovis, hay un lugar que en un momento dado, al igual que en todo Puerto Rico, no había carreteras, sólo caminos hechos a mano. Cuenta la leyenda que en cierta ocasión, un grupo de personas llevaba, al cementerio de la localidad, un féretro en madera rústica con una persona muerta en su interior.
Al llegar al río, el cual, por obligación, era necesario cruzar para llegar al cementerio, una de las personas que cargaba el féretro resbaló, haciendo caer el féretro con todo y cadáver al río. La caja se rompió y el cuerpo cayó estrepitosamente sobre las rocas.
De repente el muerto se levantó pidiendo auxilio a las personas presentes, provocando que todos salieran corriendo despavoridos del lugar. El muerto, ahora más vivo que nunca, fue socorrido por otras personas que desconocían lo sucedido y le llevaron a recuperarse.
Una vez estable el accidentado le llevaron a una fiesta familiar, encontrándose en el lugar con las personas aterrorizadas. Todos se sorprendieron al ver cómo un muerto se sanó y volvió a vivir. Hoy día, existe en este barrio el Sector Sanamuertos, una carretera y un puente que identifica el lugar.
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