Lionel Valentín
Publicación autorizada por Lionel Valentín Calderón, artista, escritor y Siervo del Señor.
Decía tía Aleja ( una vieja esclava ) que en tiempo de los indios vivía por aquí un cacique que solo tenía una hija llamada Humata, a quien adoraban todos por su belleza y bondad. Cuando llegó el tiempo de prometerla, los ancianos de la tribu, escogieron para ella al guerrero más apuesto y valiente de toda la tribu. Su nombre era Dagüey.
Un mal día el viejo cacique fue mortalmente herido pero logró designar a su sucesor antes de morir. La hija del nuevo cacique era bella como su prima Humata pero no igual de buena.Había estado enamorada en secreto de Dagüey y ahora veía la oportunidad de tenerlo para ella. Sabía lo ambicioso que era Dagüey y ahora era ella la hija del cacique.
Dagüey comenzó a alejarse de Humata por lo que ella se acercó a la hechicera Aracoel para saber el por qué de esta indiferencia. Díjole la hechicera: —“sábete Humata … que el viento de la suerte ha cambiado; y sábete… que Dagüey sigue su dirección. Tu fuiste y ella es; pobre hija mía. ¿Tú no sabes que existen ciertos hombres, que tienen muchas lenguas y muchos corazones? Sígueme y lo verás.
Ocultáronse entre los matorrales desde donde pudieron ver una pareja que se acercaba. Escucharon la voz de Dagüey diciendo: —”Te juro que nunca Humata vivió en mi corazón”. “Yo obedecía a los ancianos de la tribu”.” En cambio en ti yo pienso noche y Día”.
Después de aquel día pasaron 7 soles y 7 lunas y Humata no regresaba al campamento. Patrullas de indios fueron en todas direcciones buscando sus huellas. Solo la hechicera Aracoel no desmayaba en su búsqueda. Era la primera en salir y la última en regresar.
Un día llegó, pidió al cacique y a los ancianos que la acompañaran A la mañana siguiente y después de caminar por un rato en silencio les fue mostrando un riachuelo con Lecho de piedras que había surgido, donde solo había bosques y malezas, siendo el río más caudaloso y las piedras más grandes a medida que se internaban en la montaña. Encontrándose al fin con una pequeña cascada.
Esperaron la medianoche en cuya hora vieron surgir de entre las aguas a la propia Humata que mientras peinaba su linda cabellera con un peine de concha , cantaba sus penas, traición y desengaño, dando gracias a los dioses que compadecidos con su dolor habían roto su corazón en mil pedazos convirtiéndolo en piedras y con sus lágrimas formado la cascada.
Es cosa sabida en el pueblo , que si la noche de San Juan a las doce de la noche una niña se aventura a ir sola al chorro de la encantada , se le aparecerá Humata peinándose con su peine de oro, le contará su historia y le dará un talismán que la libre de las traiciones y perfidias de los hombres.
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