Lionel Valentín
Publicación autorizada por Lionel Valentín Calderón, artista, escritor y Siervo del Señor.
Dr. Francisco Moscoso- Catedrático del Departamento de Historia Universidad de Puerto Rico, Río Piedras Introducción: El 27 de diciembre de 1512, el rey Fernando el Católico promulgó en la ciudad de Burgos las Ordenanzas Reales para el buen regimiento y tratamiento de los indios. El término regimiento, en este caso, derivado de latín regimentum, y de regĕre, o regir, tiene el significado sinónimo de gobierno.1 Así pues, se trata de unas leyes españolas para el gobierno y el tratamiento que los españoles habrían de tener con los indios. Generalmente, estas Ordenanzas se conocen como las Leyes de Burgos debido a que fueron el resultado de las deliberaciones del Consejo de Castilla, de la Comisión real reunida en el convento de la orden religiosa de San Francisco (franciscanos)2, y de la Junta de consejeros, teólogos y letrados, llevadas a cabo en la ciudad de Burgos, al norte de España. A las Ordenanzas de Burgos se añadió unos meses después, la Declaracion y moderacion de las Ordenanzas, también decretadas por el rey Fernando en Valladolid, el 28 de julio de 1513. De ahí que comúnmente las Leyes de Burgos comprenden en conjunto de lo aprobado en 1512 y 1513. Todos los estudios sobre las Leyes de Burgos señalan el Sermón de Adviento de fray Antonio Montesinos dado en 1511, como el detonador que tuvo como resultado el que la Corona promulgara dichas leyes. El sermón fue pronunciado por Montesinos el cuarto domingo de Adviento, es decir, el 21 de diciembre de 1511, en la ciudad de Santo Domingo, Isla Española. En el calendario religioso católico, el Adviento se refiere a los cuatro domingos que preceden la Navidad en que se celebra la llegada o nacimiento del Mesías Jesús. Mediante este sermón, se puso en discusión la primera cuestión social y política de la historia colonial americana: la cuestión del indio.
Antonio Montesinos, también identificado como Antón Montesino en algunas fuentes, era un sacerdote español, que nació alrededor del 1475 y murió en Venezuela en 1540. Montesinos se graduó de la Universidad de Salamanca, y fue uno de los primeros integrantes de la Orden los Predicadores en La Española, la orden religiosa católica fundada en España por Santo Domingo de Guzmán en la época medieval feudal, y de ahí que se denomine a esta comunidad de religiosos como los Dominicos.3 En Historia de las Indias, fray Bartolomé de las Casas narra que Montesinos, junto a fray Pedro de Córdova, fray Bernardo de Santo Domingo y un cuarto fraile lego, arribaron en Santo Domingo en septiembre de 1510, dando principio a la institución dominica en La Española.
Montesinos impartió su sermón en la iglesia mayor de la ciudad de Santo Domingo en la misa a la cual asistieron el virrey don Diego Colón, la virreina doña María de Toledo, los oficiales del gobierno Real y municipal, letrados y otros vecinos españoles. Evocando el Evangelio que se canta el cuarto domingo de Adviento, con referencia a San Juan Bautista donde se le pregunta quién era, y responde Ego vox clamantis in deserto (es decir, soy la voz que clama en el desierto), Montesinos introdujo el sermón diciendo que él era “voz de Cristo en el desierto de esta isla”. Según fue recogido en la Historia de las Indias por Las Casas, al que yo renombro Cristo Antonio Montesinos a los presentes les dijo que: “Todos estais en pecado mortal y en el vivis y moris, por la crueldad y tirania que usais con estas inocentes gentes. Decid, ¿Con que autoridad habeis hecho tan detestables guerras a estas gentes en sus tierras mansas y pacificas, donde tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oidos, habeis consumido? ¿Como los teneis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matais, por sacar y adquirir oro cada dia? ¿Y qué cuidado teneis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y criador, sean baptizados, oigan misa, guarden las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen animas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendeis? ¿Esto no sentis? ¿Como estais en tanta profundidad de sueno tan letargico dormidos? Tened por cierto, que en el estado que estais no os podeis mas salvar que los moros o turcos que carecen y no quieren la fe de Jesucristo”.4
Como se puede apreciar, este sermón constituye una crítica radical –empleando el término radical con el significado que el gran revolucionario cubano José Martí le dio, de ir a la raíz de los problemas– a la legitimidad de la conquista, a la violencia perpetrada contra los indios, a la expropiación de sus tierras y a la explotación de su trabajo y opresión política. La denuncia dominica puso en cuestión no solamente la conquista y colonización, sino la conducta de los que se tenían por cristianos. El sermón que también buscaba sensibilizar y sacudir las conciencias de los pobladores españoles los puso en la disyuntiva de escoger entre ser conquistadores y colonizadores o cristianos, según la perspectiva dominica. Este cuestionamiento del régimen colonial encomendero y esclavista dio paso a las Ordenanzas mencionadas al comienzo. Sin embargo, opino que el sermón de Montesinos y la discusión de las leyes decretadas subsiguientemente requieren una mejor contextualización histórica. En otras palabras, es pertinente traer a colación la experiencia del proceso de conquista y colonización que fue objeto de la denuncia contundente dominica, para entenderla mejor. Tomaré como punto de referencia los señalamientos y lo que conocieron los dominicos como protagonistas directos del proceso colonizador de aquel momento.
Luego de llegar los primeros dominicos a La Española, escribe Las Casas, observaron que “esta isla toda estaba (los espanoles digo) en las costumbres de cristianos pervertida”. Objetaron que sus paisanos no guardaban preceptos cristianos como, por ejemplo, la ayuna y abstinencia de comer carne en días prescritos, que calificaron de glotonería. También observaron la “gran corrupcion en los logros y usuras”, aludiendo a las prácticas sociales y económicas burguesas y mercantiles que cruzaron el Océano Atlántico a partir del descubrimiento colombino de 1492.5
Fray Pedro de Córdova, nombrado vicario o director de los Dominicos en la colonia, se trasladó a Concepción de la Vega, en el interior de La Española, a anunciar la llegada de la orden religiosa al virrey Colón. Allí mismo, el domingo de la fiesta de Todos los Santos, en noviembre de 1510, ofició la misa y pidió a los vecinos que después le enviaran a la iglesia a sus esclavos de servicio doméstico para predicarles. Valiéndose de “algunas lenguas o interpretes”, siguiendo a Las Casas, “asentado en un banco y en la mano un crucifijo… comenzoles a predicar desde la creacion del mundo, discurriendo hasta que Cristo, Hijo de Dios, se puso en la cruz”.6 Lamentablemente, el cronista no abundó más sobre cómo estaría funcionando aquel ejercicio de traducción español-taíno, y sobre lo que estarían pensando los indios del cemi (o ídolo de deidad) en forma de cruz.
Un poco después, llegó a Santo Domingo fray Domingo de Mendoza, quien había promovido el envío de la Orden a las Antillas coloniales, con un grupo adicional de dominicos que llegaron a sumar entre todos, 12 a 15. Durante el transcurso del 1511 todos continuaron realizando las prédicas a los indios siguiendo el ejemplo del vicario. No pasó mucho tiempo para que los Predicadores se dieran cuenta de la realidad. Las Casas expresó que ellos fueron discutiendo críticamente la “tiranica injusticia” a que estaban sometidos los indios. Por esos días el conquistador Juan Garcés, quien había matado a su esposa por sospechar que cometía adulterio, se arrepintió del asesinato y del maltrato que había dado a los indios, y pidió a los dominicos que lo acogieran en la Orden. Más tarde fue ordenado fray Juan Garcés, y fue uno de los testigos que les proveyó datos de la conquista. Luego de tener un cuadro documentado, los dominicos como grupo elaboraron el contenido del sermón que Montesinos pronunció a nombre de todos.7 ¿Qué información tenían los frailes Dominicos antes del sermón de Adviento de 1511?
Uno de los documentos más completos sobre este tema es el memorial de 20 páginas que catorce sacerdotes dominicos, incluyendo a Montensinos, enviaron a Guillermo de Croy, con fecha del 4 de junio de 1516. Guillermo de Croy (1458-1521), también conocido como Monsieur o Señor de Chièvres (un municipio en lo que hoy es Bélgica), era el tutor y principal consejero político del príncipe Carlos en Flandes. Carlos era el nieto de los Reyes Católicos, nacido en el 1500 y criado en Flandes (hijo de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca), quien se encaminaba a ocupar el trono de Castilla, como Carlos I, en 1517.8 El Memorial fue enviado al consejero, Señor de Chièvres, puesto que el rey Fernando había fallecido el 23 de enero de 1516, y ya estaba puesto en marcha el cambio de mando monárquico. El Memorial de los dominicos fue publicado en la antología documental editada por Roberto Marte, Santo Domingo en los manuscritos de Juan Bautista Munoz (1981). Marte lo publicó identificándolo como “carta”, mas, debido a su extensión y características del relato, me parece que le cabe mejor el título de Memorial. El documento está firmado por los Dominicos en pleno:
A pesar de que el Memorial se redactó en 1516, su contenido constituye un esbozo histórico que documenta a manera de inventario las crueldades y atrocidades que se cometieron en La Española desde el 1492. Yo pienso que este es el tipo de información que los Dominicos manejaban y sobre lo que discutían al disponerse a formular su denuncia mediante el sermón de Montesinos.
Algunos de los hechos que expusieron desafían la imaginación. Tal vez por eso, en sus palabras introductorias señalaron que lo que iban a exponer lo hacían desinteresada y desapasionadamente, con la confianza de que el consejero y demás autoridades tomarían medidas correctivas con cargo a sus conciencias, pues por las acciones malas y buenas, todos habrían de rendir cuentas ante Dios el día del Juicio Final. Le pidieron al consejero Chièvres que diera crédito a todo lo que decían, afirmando que si “no fuere verdad en grabe pecado mortal incurririamos”. Para aquellos dominicos devotos, y para los cristianos en general, morir en pecado mortal sería tanto como no tener otro pasaje más que para el infierno. Subrayaron que lo que transmitían era la verdad vista por ellos o de testigos que podían identificar. Como se trata de un documento largo, resumo parte del contenido en los 18 puntos que siguen:
Todo lo arriba expuesto, y mucho más, aconteció entre 1492 y 1511, y por lo tanto, es plausible
pensar que datos concretos como estos son los que entraron en las deliberaciones y análisis de los Dominicos en preparación del Sermón de Adviento que comisionaron a fray Antonio Montesinos dar en Santo Domingo. Pero, a su vez, para entonces Puerto Rico ya se había convertido en el escenario de la segunda fase de la conquista y colonización a partir de la armada de exploración del capitán Juan Ponce de León, de 1506, documentado en la Probanza de Juan González (1532).10
Indudablemente, los Dominicos en Santo Domingo no estaban ajenos a los eventos conquistadores en Puerto Rico, y particularmente del proceso de la rebelión general taína que se desarrollaba en la isla a lo largo del 1511. Esta experiencia también estaría en la mente de aquel núcleo de escandalosos dominicos que inauguraron la teología de la liberación y la crítica del colonialismo del contexto americano. Queda como sugerencia hacer una futura investigación, con la esperanza de que se descubran documentos pertinentes, que permitan establecer más concretamente esta interconexión.
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