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Un espiritu histórico no puede tener dudas de que ha llegado el momento de la resurrección del pasado, de la afirmación del presente y la esperanza del futuro. Esto es parte de ello.
Felipe Rodrígues y su Trío Los Antares

Felipe Rodríguez «La Voz»

FNPCP- 8 de mayo de 1926 le vio nacer en Caguas, Puerto Rico; partiendo a las latitudes eternas el 26 de mayo de 1999. Artista que marcó toda una época en el pentagrama boricua, Luis Felipe Rodríguez Quiñones nació en 1926 en el barrio Savarona del municipio de Caguas. Hijo de Luis Felipe Rodrí­guez, agricultor del barrio Borinquen; y Carmen Quiñones, de oficio comadrona, al enviudar la última establecieron su residencia en el barrio El Chí­charo, en la Parada 25 de Santurce, y luego en el sector Barrio Obrero.
Felipe se inició en la música participando en el programa «Tribuna del Arte». Formó un dúo con Julito Rodríguez y más tarde formó parte del trío Los Tres Romanceros, junto a Julito y Sotero Collazo. En 1950 se separó de éstos para organizar el trío Los Carpios, que posteriormente se popularizaran bajo el nombre de Los Antares.
En este periodo, donde los artistas solían desenvolverse en distintas proyectos, el cantante cagüeño también formó un dúo con María Esther Pérez Félix entre el 1950 y 1953.
Bautizado por el locutor Mariano Artau como «La Voz», Felipe Rodríguez comenzó a repercutir con fuerza en el mundo de las grabaciones durante los años 50. Sus interpretaciones de «La última copa» y «Golondrina viajera» se convirtieron en 1952 en éxitos sin precedentes en todo el País. Ese mismo año grabó también las conocidas canciones «Los Reyes no llegaron» y «Esta Navidad». A partir de este momento, Felipe inició junto a sus Antares una importante etapa artística, que lo llevó a visitar anualmente el circuito de teatros hispanos de la costa este de los Estados Unidos. Fue precisamente en este periodo donde Felipe batió todos los récords de taquilla, superando las marcas establecidas en épocas anteriores por Libertad Lamarque.
En 1954 organizó el conocido dúo Felipe y Davilita, junto a don Pedro Ortiz Dávila, logrando gran éxito y marcando toda una época de la canción popular puertorriqueña. Mientras Felipe gozaba de su mejor momento en el arte, su rescate del legendario Davilita, que había sufrido contratiempos con su voz, le hizo más que meritorio cada éxito musical.
Cuando en la década de 1960 el movimiento de la Nueva Ola comenzó a invadir a Puerto Rico con las guitarras eléctricas y sus tonadas de rock, Felipe y Davilita hicieron frente común a la nuevaa modalidad, alternándose los primeros lugares de las listas de la popularidad con Rafael Cortijo y su Combo.
En medio de las nuevas corrientes musicales, su fama continuó firme entre los puertorriqueños radicados en Nueva York. En esta época, Felipe se convirtió en el primer cantante boricua en interpretar el himno nacional de Puerto Rico en una pelea de pesos pesados que se transmitió de costa a costa en los Estados Unidos.
De regreso en Puerto Rico el cantante incursionó en una de sus grandes pasiones: la radio. Desempeñándose como locutor, Rodríguez presentó un programa musical titulado «Este es su disco» que transmitía la emisora WITA Radio desde San Juan.
En 1967 la multinacional RCA Víctor se estableció en Puerto Rico y decidió firmar de inmediato a Felipe Rodríguez como artista exclusivo. Sin embargo, luego de todos los aciertos que el intérprete había logrado en el pentagrama popular, su unión con la RCA fue breve y poco productiva.
No obstante, en la década de 1970, «La Voz» volvió a primeros lugares de las listas de éxitos al realizar, junto a Davilita y Pellín Rodríguez, varias producciones navideñas. Editados por la casa Borinquen, la canción «La protesta de los Reyes», de Salvador Rosa hijo, se convirtió en 1974 en un clásico por su mensaje de reafirmación cultural. Y junto a «Parranda parrandera» y «Navidad» marcó la triología de grabaciones navideñas que realizó el trío junto al Sexteto Borinquen.
Mas la unión de Felipe y Davilita no se limitó a estas producciones navideñas. También el popular binomio realizó inolvidables grabaciones como fueron «Canciones de Pedro Flores» en 1973 y «Canciones de Rafael Hernández» un año más tarde.
Entrada la década de 1980, la carrera discográfica de Felipe Rodríguez se mantuvo al día ampliando su catálogo musical. En 1983 el cantante se unió a Aidita Viles para lanzar el álbum «Por primera vez». Y ante el éxito logrado por ambos en este proyecto, la secuela «Juntos otra vez» los llevó de nuevo al estudio en 1986.
Un año más tarde, el popular intérprete logró su anhelado debut en el Centro de Bellas Artes donde el más efusivo de los públicos le acompañó canción tras canción. Reafirmando su convocatoria popular, la década de 1980 vio cómo numerosas instituciones homenajearon al cantante. Entre ellas, el Festival de Claridad le rindió honores durante una de sus ediciones. Y ya en la última década del siglo XX, el pueblo de Caguas nombró – en su honor – la sala principal del Pabellón de las Artes de dicha municipalidad.
Felipe Rodríguez fue un artista que contó con la fidelidad incondicional de sus seguidores. Frente a los embates de moda que ha atravesó el pentagrama popular durante la segunda mitad del siglo XX, el cantante se mantuvo inmovible en un sitial de preferencia. Y aún cuando su música no recibía amplia difusión en la radio, Felipe Rodríguez permaneció activo en los estudios de grabación realizando sus producciones.
Justo en sus días finales, el popular intérprete se unió al cantautor Felito Félix para grabar un disco de boleros que se convirtió en un clásico musical. Pero cuando se disponía a grabar una segunda edición de dicho proyecto, una caída en su hogar lo llevó a enfrentar complicaciones de salud que, el miércoles 26 de mayo de 1999, sellaron su vida con un último suspiro.
Al partir de esta existencia, el pueblo puertorriqueño se desbordó en honores a esta impactante figura del Puerto Rico del pentagrama popular.
Para la posteridad quedaron como prueba cientos de grabaciones y numerosas composiciones. Y en medio de toda la nostalgia que evoca una época, el libro «La vellonera está directa» que en vida de Felipe publicó el musicólogo Pedro Malavet Vega, permanece como un homenaje póstumo que invita a conocer su historia.
Algunas de sus grabaciones –

La última copa
La cama vacía
Insaciable
Rebeldía
Felipe Rodríguez (Bajo palabra)
China hereje
Dúo Felipe y Davilita con Los Antares
Dúo Felipe y Davilita con Los Antares Vol. 2
Felipe Rodríguez y su Trío Los Antares acompaña a Davilita
Aquí está Felipe
Felipe Rodríguez Vol. III
Desfile melódico
Felipe y Davilita: Al compás de las sonoras
Felipe y Davilita: (Al paso)
Felipe Rodríguez canta La mano de Dios
Canciones de Pedro Flores (1973)
Navidad (1973)
Preciosa – Canciones de Rafael Hernández (1974)
La protesta de los Reyes (1974)
Felipe Rodríguez «La Voz» (Amor invertido) (1974)
Parranda parrandera (1975)
«La Voz» Felipe Rodríguez con Los Antares (1976)
Por querer a una mujer con la Orquesta Siboney (1980)
El último trago y Ultimatum (1981)
Por primera vez (1983)
Juntos otra vez (1986)
Los 15 más grandes éxitos de Felipe Rodríguez
Felipe Rodríguez y Felito Félix

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