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Un espiritu histórico no puede tener dudas de que ha llegado el momento de la resurrección del pasado, de la afirmación del presente y la esperanza del futuro. Esto es parte de ello.
Carlos López Dzur

Carlos López Dzur

Rachel E. López Ortiz- Leí en la edición del sábado, 28 de febrero de 2014, de la revista virtual El Post Antillano un artículo de Emilio del Carril sobre el número de publicaciones y consecutorias «sin precedentes» en la Creación de Literatura» que trajo el año 2013. Entre estos logros que en el artículo se mencionan, están:

(1) el surgimiento del foro Festival de la Palabra. que promueve «un prolífico trueque cultural con escritores extranjeros» ;

(2) la primera década de «la maestría en Creación Literaria de la Universidad del Sagrado Corazón», cuyos egresados contribuyen a impulsar «la formación de escritores, correctores, críticos literarios y editores»;

(3) se menciona que se han multiplicado los «esfuerzos editoriales y publicaciones de autor» y «las oportunidades que brinda la impresión digital, los libros electrónicos y la publicación a petición».

Al parecer, hay una remozada y dinámica dirección editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Y la editorial «Erizo» ha presentado más de quince excelentes libros de algunos escritores nuevos y talentosos; otras editoriales afianzaron su actividad, incluyendo Casa de los Poetas (con 25 libros de todos los géneros en su catálogo), la labor de Reinaldo Marcos Padua con «Iguana Editores», ha sido meritoria, así, con su labor la Editorial Maravilla, Terranova Editores, Editorial La Tuerca, Ediciones Doble Cruz, Ediciones Callejón, Letra2, Mariana Editores, Divinas Letras, Pasadizo, Isla Invisible y La Secta de los Perros. Del Carril comenta que la Editorial Isla Negra es una de las más sólidas en el mercado. El año 2013 cierra con dos premios importantes concedidos a escritores de Puerto Rico, el Rómulo Gallegos otorgado a Eduardo Lalo y el Premio las Américas, concedido a Juan López Bauzá por su novela «Barataria».

Este resumen del autor Del Carril es justo y ponderado y, ciertamente, concluye que el 2013 produjo «una gran gesta». Se hicieron malabares para recuperarse después de la crisis de presupuesto en el Ateneo, el ICP y otras institiciones. No se ha dejado que se ‘congele la esperanza’. Quien mejor ejemplifica y describe esta avalancha, que se fue gestando en el año de 2013, fue el escritor Carlos López Dzur, quien animó mi primera aventura como editora. Publiqué su libro Epica de San Sebastián del Pepino [KoolTourActiva, 2013], a meses de verlo llegar a su tierra y dispuesto a retomar su pasión por la literatura.

Esta reacción mía de entusiasmo ante el artículo de Del Carril en El Post Antillano, se jamaqueó al observar lo que Carlos López Dzur escribió el 7 de enero de 2014, en su muro de FB: «Me parece que soy un caso único. Más de 40 años de creación y mis libros los doy de un jalón, de golpe y porrazo, salvado el hiato de mi ausencia de 36 años como emigrante… ¿Querian mi obra, si alguna vez en la colonia alguien la quiso? ¡Pues, ahí la tienen!, vean cómo irrumpe casi de estampia y la cantidad de libros que faltan y están en proceso en cuanto a mi obra… (A esta forma previa de Contracción / Estallido), la tomo como luz en mi vaso, Haciéndola he disfrutado lo que no imaginan… Publicarla y verla comentada, sin subsidio y sin promociones, toda a mis costillas, es lo que, aunque no duele, cuesta».

El hecho de la cantidad de libros suyos que han llegado a Puerto Rico y el fenómeno de autopublicación que él encarna es único y provocó la reacción de Manuel Valcárcel y del artista puertorriqueño Gabo Martz: «Coño, Carlos ésto está tremendo… Tenías que ser boricua quien se publicara en vida», es decir, que no esperara estipendios de nadie ni demora al ritmo de su quehacer que posponga su obra. No quiere en póstumas publicación ni el último de sus libros. Si nadie acude, cuando lo necesitas, «aprende a hacerlo por ti mismo». Me muestra lo que otros compueblanos comentan porque nadie es profeta en su tierra. Esto abunda en que sea tan admirable la hazaña: «Junto al Dr,. Salvador Arana Soto, (López Dzur) es uno de nuestros más prolíficos escritores puertorriqueños. No debe ser casualidad, que ambos son pepinianos, y ambos han pergeñado su obra literaria, desde lo que podríamos llamar la diáspora pepiniana. Es de mucho orgullo como pepinianos, el que nuestro ‘pequeño pueblo de la isla’, como nos llaman con cierta altanería los del área metropolitana, haya sido tan prolífico en la producción de talentos y verdaderas artes. Tanto de las Bellas Artes, como del arte escénico. Tanto de las luces, como de las candilejas. Los temas de Arana Soto, son eminentemente de salud y de historia de la salud puertorriqueña. Carlos, en cambio, ha acometido los más diversos temas, incluidos algunos que nadie antes, había osado acometer. Creo con mucha certeza, que algo malo está sucediendo con nosotros como sociedad, porque esa valiosa obra aún no ha recibido el despliegue entre el pueblo puertorriqueño, que su calidad y valor literario merece desde hace bastanta tiempo ya tener. No sería un desacierto, si no todo lo contrario, el que nuestro gobierno, desde su Departamento de Educación, financie estas obras, cuando tienen tal valor para el acervo intelectual y cultural de nuestro pueblo. No tengo dudas, que de ser Carlos un escritor de la hermana República de Cuba, la Cuba también de Lola , de la ‘otra ala del pájaro’, su obra habría sido publicada en su patria cubana, íntegramente» [FB, Julio Soto, en 2 de febrero, 2014].

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