
Partido Nacionalista: Programa de 1922
Mario R. Cancel Sepúlveda- En la Asamblea celebrada ayer, en el pueblo de Río Piedras quedó formalmente constituido el Partido Nacionalista y aprobada su Declaración de Principios.
Conocidos Líderes Independentistas, de San Juan y de la Isla, Presidían el Acto, el cual se Desarrolló dentro de la Mayor Solidaridad y Entusiasmo.
Infinidad de automóviles, algunos de ellos luciendo banderas y gallardetes podían verse llegar, desde muy temprano al vecino pueblo de Río Piedras, conduciendo las distintas delegaciones de la Isla que venían a asistir a la Asamblea constituyente del Partido Nacionalista que había sido anunciada para ayer.
En el Teatro Nuevo de aquella población tuvo lugar el acontecimiento. El Coliseo estaba profusamente adornado con colgaduras y banderas de la estrella solitaria. A ambos lados del palco escénico levantábanse dos caballetes, soportando los retratos (ambos cubiertos con la bandera puertorriqueña) de los ilustres próceres Luis Muñoz Rivera y de Diego.
Alrededor de la mesa, ocupaban asientos de preferencia los líderes del movimiento nacionalista, Lcdo. José Coll y Cuchí, Dr. Guillermo Salazar, Lcdo. José S. Alegría, Lcdo. Julio César González, Sr. Guzmán Rodríguez y el Lcdo. Don Eugenio Font Suárez.
El Sr. Coll y Cuchí, designado la noche anterior por el Consejo Nacionalista para que presidiese la Asamblea, se adelantó al proscenio y anunció que, antes de dar comienzo a los trabajos y deliberaciones se hacía necesario nombrar dos secretarios para la mesa provisional en tanto se elegía el organismo director del Partido y dichos nombramientos unánimemente recayeron en el joven presidente de la Juventud Nacionalista y ser el joven Samuel Quiñones. El Lcdo. Alegría propuso que fuese nombrado otro secretario y sugirió el nombre de Don Ángel M. Villamil, delegado por Manatí. La Asamblea aceptó unánimemente la referida designación.
Una vez constituida así la mesa, el Sr. Coll y Cuchí, se dirigió a los asambleístas en estos o parecidos términos:
Va a dar principio a la Asamblea más gloriosa que se ha celebrado en Puerto Rico y yo pido que todos nosotros, representantes y concurrentes, nos pongamos de pie para saludar con un aplauso el advenimiento de la República de Puerto Rico, ya que esa será, no hay que dudarlo, la consecuencia de este acto que nos proponemos celebrar hoy.
La Asamblea toda puesta de pie, dejó oír una entusiasta ovación que se prolongó durante algunos minutos.
Luego se procedió a dar lectura a algunas cartas y telegramas que fueron recibidas de algunos delegados que no pudieron asistir y que presentaban sus excusas y razones por su no asistencia al acto. Entre ellos recordamos a Don Julio Medina, Lcdo. Torregrosa y Don Miguel Bustelo, siendo los dos primeros miembros del Consejo General del partido. Leídos esos mensajes, un señor asambleísta propuso que una comisión fuera nombrada del seno de la Asamblea, para que visitara al Sr. Medina y le invitara a deponer su actitud y asistiera a la Asamblea. Momentos después regresó la Comisión que fue nombrada al efecto e informó que el Sr. Medina no estaba en su casa y no había sido posible encontrarlo. Se hizo constar en acta el buen deseo [de los] asambleístas y el esfuerzo por ellos realizado para cumplimentar su misión.
En este momento el Lcdo. Coll y Cuchí, dijo a la Asamblea, que contra lo que es costumbre en las Asambleas de los otros partidos, ellos, los jefes, de ese movimiento se creían en el deber de informar cuáles habían sido sus actuaciones desde que, en la Asamblea de Ponce, habían sido investidos con sus cargos y que él, a nombre de sus otros compañeros del Consejo, iba a hacer unas manifestaciones que consideraba necesarias para que los asambleístas supieran el origen del acto que estaban celebrando, así como la trascendencia que el mismo significaba en el presente momento histórico del país.
Explicó en síntesis, el acuerdo adoptado en Ponce en donde estaban solamente representadas ocho poblaciones, acuerdo que se refería a que el Consejo General laboraría en el sentido de lograr cuanto antes la fundación del Partido Nacionalista.
Con este motivo se dio lectura al acta de la Asamblea celebrada en la ciudad del Sur, y en la cual se hace mención del acuerdo.
Siguió hablando el Sr. Coll y Cuchí respecto de cómo con elementos de la Unión,y del Partido Republicano se había hecho posible la cristalización de esta idea, y dijo que en contestación a la acusación que a ellos se les hacía de estar dividiendo la Unión, él tenía que decir allí, enfáticamente, que la que había dividido el partido había sido la Unión misma.
El discurso del Sr. Coll y Cuchí fue breve y sintético; pero abarcó admirablemente las cuestiones fundamentales del movimiento que en aquellos momentos se estaba iniciando, y preparó el ánimo de los asambleístas para principiar una labor juiciosa y armónica en las deliberaciones que iban a comenzar.
El Sr. Diez de Andino propuso un voto de confianza al Consejo y la Asamblea lo otorgó, puesta de pie y de manera unánime.
De nuevo hizo uso de la palabra el Sr. Coll y Cuchí para informar que la noche anterior el Consejo General, tras una larga deliberación y con el propósito de facilitar los trabajos de los asambleístas, había estudiado un proyecto de Declaración de Principios para que fuera aprobado por la Asamblea y que el Consejo había aprobado recomendar uno redactado por él (el Sr. Coll), y dio lectura al mismo.
También hizo saber a la Asamblea que el Lcdo. Alegría tenía otro provecto y que aun cuando el Sr. Alegría estaba dispuesto a apoyar el que acababa de leer el Sr. Coll y Cuchí deseaba darlo a conocer a los Asambleístas para que éstos decidieran en definitiva cuál había de ser el aprobado, ya que ésta era una cuestión para ellos resolver.
(El Sr. Alegría dio lectura a su proyecto de Declaración de Principios, la cual es como verán nuestros lectores la misma que tenía el Partido Unionista en su Programa y que siempre fue conocida con el nombre de Base Quinta. Esta declaración de principios, la cual fue redactada por Muñoz y por de Diego, alegó el Sr. Alegría que tenía para ellos la ventaja de que los unionistas estaban desautorizados para combatirla, ya que hasta hace poco estuvieron defendiéndola.)
Debido a que eran varios los proyectos que se iban a presentar, alguien propuso que fuera nombrado un Comité de Ponencia, para que éste rindiera a la Asamblea un informe respecto al mejor de los proyectos, y economizar así tiempo.
Respecto de la forma en que debía nombrarse este Comité se originó un debate que se prolongó bastante; pero finalmente fueron designados sus miembros y entonces se acordó un receso a las doce y media para que los asambleístas fueran a almorzar y dar así tiempo al Comité de Ponencia para estudiar el asunto y rendir su informe.
Al reanudarse la sesión de por la tarde, el Comité de Ponencia rindió su informe y la Asamblea aprobó la siguiente Declaración de Principios.
El Partido Nacionalista aspira a constituir a Puerto Rico en una República libre, soberana e independiente, de acuerdo con el principio de las nacionalidades. Acudirá a los comicios con el propósito de regir los intereses del pueblo de Puerto Rico, y para hacer realizable nuestra suprema aspiración.
Declaramos que el Partido Nacionalista de Puerto Rico existe para asegurar un Gobierno responsable y ejecutar la voluntad del Pueblo.
Con motivo de la elección del Consejo Supremo, que es como se llamará el Directorio del partido, se promovieron varias discusiones y finalmente, luego de ser desechada la idea de que en vez de un Presidente, se nombraran tres directores quienes compartieran las responsabilidades entre sí, se procedió a elegir al Presidente siendo el resultado de la elección, el siguiente:
José Coll y Cuchí 36 votos
Miguel Marcos Morales 4 votos
Dr. Guillermo Salazar 3 votos
El Lcdo. José Alegría fue electo vice-presidente por aclamación.
El resto del Consejo Supremo se compone de dos miembros por cada distrito, residentes en el distrito y de un miembro por cada distrito, residente en San Juan.
Por no tener aún completa la lista, no publicamos hoy los nombres de todos los que forman la Dirección del nuevo partido.
Se aprobó una moción para que el hecho de haberse constituido el Partido Nacionalista fuese oficialmente comunicado al Presidente Harding y al Gobernador de Puerto Rico. Por último fue aprobada la siguiente Resolución, presentada por el señor Villamil.
Resolución
POR CUANTO todas las repúblicas iberoamericanas están unidas a nosotros por lazos indestructibles de sangre y lengua;
POR CUANTO desde la gestación de todas esas repúblicas fue su ideal supremo y esencial, el establecimiento de una Patria libre;
POR CUANTO la comunidad de origen e historia es un nexo que nos hace compartir la gloria de los triunfos y el dolor de los abatimientos;
POR TANTO resuélvase por esta Asamblea: Que se comunique a todas las repúblicas ibero-americanas que en esta fecha se ha constituido en Puerto Rico un partido denominado Nacionalista Puertorriqueño, cuya esencial finalidad es laborar por el establecimiento de la República de Puerto Rico.
Río Piedras, Puerto Rico, 17 de septiembre de 1922.
El líder socialista Martínez Naranjo, asistió por la tarde a la Asamblea, e hizo su ingreso en el nuevo partido.
En referencia a los Proyectos de Programa, se tomó el acuerdo de que el Consejo General estudie los tres proyectos presentados por José S. Alegría, Armando A. Miranda y Pelayo Román Benítez, para que de ellos haga uno, el cual someterá al “referéndum” de todas las juntas municipales.
La Asamblea terminó como a las siete de la noche dentro del mayor entusiasmo y después de haber reinado en ella el más alto espíritu de solidaridad.
Publicado en El Mundo, 25 de septiembre de 1922.
Comentario:
Un aspecto interesante de la asamblea fundacional del Partido Nacionalista de Puerto Rico fue el cuidado con que se construyó el escenario en el Teatro Nuevo de Río Piedras. Los organizadores estaban muy conscientes de la importancia de la “performatividad” del acto. Hay cierta “vocación espectacular” en el nacionalismo de 1922 que perdurará hasta el 1953, el cual debería investigarse con más detenimiento.
Esa gestualidad apelaba a signos románticos comunes en el lenguaje político local y era necesaria a fin de comprometer a los asistentes en un acto que implicaba la ruptura con una organización de larga tradición: el Partido Unión de Puerto Rico. Aquella organización poseía un pasado respetable que se retrotraía a su pasado español liberal reformista y autonomista, y al renacimiento del independentismo -no violento y moderado- bajo la soberanía de Estados Unidos desde 1904. El breve lapso estadoísta representado por el Partido Federal Americano se había reducido alas sombras de una etapa “confusa” producida por el esguince del 1898. El Partido Nacionalista conservó ese tipo de procedimientos espectaculares, lo mismo bajo la dirección moderada de su primera etapa que bajo la radical encabezada por Pedro Albizu Campos.
La presencia de “los retratos (ambos cubiertos con la bandera puertorriqueña) de los ilustres próceres Luis Muñoz Rivera y de Diego”, puede ser leída de maneras diversas.Por un lado, refrendaba la tradición “unionista” del 1899 y el 1904. Segundo, sugería que el Partido Nacionalista era un continuador legítimo del Partido Unión y no una escición. La cuestión de que Muñoz Rivera nunca hubiese sido independentista de facto y que viese ese proyecto como un refugio moral en un futuro no precisado, y de que de Diego apoyaba la moderada “Independencia con Protectorado” de Estados Unidos que reproducía el estatus de Cuba bajo la Enmienda Platt no contaban en ese momento.
Los procedimientos protocolares pulcros, la consideración de la asamblea como un acto que anunciaba “el advenimiento de la República de Puerto Rico” y el lenguaje con que se relata, llaman la atención sobre el carácter cuasi sagrado del acto. La intención de diferenciarse en la praxis “de los otros” partidos, confirma el aserto de que el Partido Nacionalista consideraba su fundación un hecho trascendental para el futuro de la Nación.
El hecho de que José S. Alegría y José Coll y Cuchí difirieran en el contenido de la “Declaración de Principios” del partido demuestra que un segmento significativo de los nacionalistas no aspiraba a romper con el unionismo sino a afirmarlo. Alegría quería que se conservara “la misma [Declaración] que tenía el Partido Unionista en su Programa y que siempre fue conocida con el nombre de Base Quinta”. La aspiración a que el “Nacionalismo” fuese visto como una “Unión”, desembocó luego en lo que se ha denominado el “exclusivismo” del albizuismo que no veía la posibilidad de un independentismo fuera del partido.
La organización se constituyó bajo la presidencia de Coll y Cuchí, con un programa independentista y electoral moderado. La vocación culturalista e Ibero-Americana de raíces hostosianas y dieguistas, quedó plasmada en la Resolución que cierra el documento.

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